Cuando Mark y Nancy Sheppard comenzaron su trabajo misionero en Liberia, Nancy no tenía idea alguna de las cosas que Dios le pediría. El primer periodo de tiempo que estuvieron en el campo misionero fue tranquilo, pero fue seguido por la Guerra Civil en Liberia y un año horripilante de trabajo con los refugiados liberianos en Costa de Marfil. La situación era difícil, las expectativas eran abrumadoras y la tensión de la guerra se encontraba en la puerta de su casa. Miedo, autocompasión, resentimiento y depresión la perseguían. Dios usó la difícil decisión que tomó Nancy de seguir el liderazgo de su esposo y de continuar trabajando con los refugiados para llevarla en un asombroso viaje espiritual— uno que le permitió tener un entendimiento más claro sobre la femineidad bíblica, al igual que tener una relación más cercana con el Señor y con su esposo.